La contundente derrota del Gobierno en Buenos Aires provocó un sismo financiero: el dólar alcanzó el techo de su banda de flotación y las acciones argentinas se desplomaron en Wall Street.
El voto bonaerense no se quedó en las urnas. La derrota del oficialismo, por una diferencia de 14 puntos frente a Fuerza Patria, provocó un inmediato acuse de recibo en la City y los mercados internacionales. El veredicto político se tradujo en un golpe económico que movió el pulso de las cotizaciones con una velocidad alarmante, poniendo a prueba la estrategia del Gobierno de cara a los comicios de octubre.
La reacción más visible se sintió en el mercado cambiario. El dólar mayorista, utilizado para el comercio exterior, experimentó un salto de $87 en el inicio de la semana, para negociarse a $1450. De manera paralela, la cotización minorista alcanzó el techo del esquema de bandas de flotación. El Banco Nación, un termómetro del mercado, subió hasta los $1460, una escalada del 5% en una sola jornada. Otras entidades como el Banco Santander llegaron a tocar los $1470, mostrando la presión generalizada sobre la divisa.
El impacto no se limitó al mercado local. En el pre-market de Wall Street, las acciones argentinas se tiñeron de rojo, con caídas que en algunos casos superaron el 16%. El sector bancario fue el más golpeado, con los papeles de Grupo Financiero Galicia hundiéndose un 16,76%, seguido por el Banco Supervielle con un retroceso del 13,32%. Las compañías energéticas tampoco se salvaron: Edenor cayó más de un 15% y Transportadora de Gas del Sur superó el 14% a la baja.
Analistas de la City coinciden en que el mercado no esperaba un triunfo peronista de tal magnitud. “Es lo que temía el mercado. Una derrota que complica el camino hacia octubre”, anticipó el economista Gabriel Caamaño. La volatilidad se produce en un escenario previo ya presionado, con el riesgo país superando los 900 puntos básicos.
Mientras los mercados se convulsionaban, la respuesta del Gobierno llegó a través del ministro de Economía, Luis Caputo, quien buscó llevar tranquilidad con la promesa de que “nada va a cambiar en lo económico, ni en lo fiscal, ni en lo monetario, ni en lo cambiario”. Sin embargo, la intervención del Banco Central y el Tesoro en el mercado de divisas, que ya se venía dando en los últimos días, se vislumbra como una necesidad para contener un escenario que, según los expertos, podría complicarse aún más en los próximos días. El voto de castigo bonaerense no solo reconfiguró el panorama político, sino que también desnudó la fragilidad de la economía.