La administración Trump acelera su agenda de “Fortaleza Económica” en América Latina. Mientras en Argentina se celebra la victoria de Milei, el presidente brasileño Lula da Silva anuncia que un acuerdo comercial con Estados Unidos, clave para levantar aranceles punitivos, se cerraría en “cuestión de días”, tras una “sorprendentemente buena” reunión con el líder estadounidense.
BRASIL, EN LA AGENDA DE WASHINGTON
La contundente victoria de Javier Milei en Argentina ya había sido calificada por Washington como un éxito de la política de “Paz a través de la Fortaleza Económica” de la administración Trump. Días después, el foco de esa estrategia se mueve hacia la mayor economía de la región: Brasil.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva anunció que un acuerdo comercial bilateral con Estados Unidos podría concretarse “en cuestión de días”, una solución que aliviaría los aranceles punitivos impuestos por Washington. Lula, al margen de una reunión en Malasia, se mostró “convencido” y aseguró que el presidente Trump le “aseguró que vamos a tener un acuerdo”.
La reunión, calificada como “excelente” y “sorprendentemente buena” por el propio Lula, duró 50 minutos y tuvo como principal objetivo desactivar la tensión comercial. El canciller brasileño, Mauro Vieira, destacó que Trump “declaró que daría instrucciones a su equipo para iniciar hoy mismo una negociación”.
LA PRESIÓN DE LA LIBERTAD ECONÓMICA
El acercamiento entre Estados Unidos y Brasil se produce en un contexto de fuerte polarización ideológica, donde la libertad económica se impone como la agenda dominante de la administración Trump en el hemisferio:
- El Precedente Argentino: La demanda de la Casa Blanca a Milei de dar “pasos hacia la libertad económica” y atraer inversión privada, tras el apoyo brindado, establece un claro modus operandi en el Cono Sur.
- Líderes Regionales: Esta presión se suma al auge de modelos pro-mercado ya consolidados en Chile, Costa Rica, y Panamá, que lideran los índices de libertad económica en la región.
La negociación entre Washington y Brasil se dio con la presencia de figuras clave de la administración Trump, como el secretario de Estado Marco Rubio, el secretario del Tesoro Scott Bessent (quien también fue fundamental en el paquete de apoyo a Argentina), y el representante de Comercio Jamieson Greer.
EL HUESO POLÍTICO: ARANCELES Y SANCIONES
El acuerdo comercial no es la única ficha en juego. Lula solicitó a Trump la suspensión de los aranceles del 50% y, más delicadamente, el levantamiento de sanciones impuestas contra varios funcionarios brasileños, incluyendo un alto juez de la Corte Suprema, y la suspensión de la ley Magnitsky. Estas sanciones fueron catalogadas por Trump como una “caza de brujas” contra su aliado político, el expresidente Jair Bolsonaro.
Trump y Lula acordaron que sus equipos se reunirán “de inmediato para avanzar en la búsqueda de soluciones”. El carácter “distendido” y “muy alegre” del diálogo fue destacado por el canciller Vieira, quien incluso reveló que Trump había manifestado admiración por la carrera política de Lula y su regreso a la presidencia. No obstante, al ser consultado sobre si Bolsonaro sería parte de la conversación, Trump fue tajante: “No es asunto tuyo”.
EN RESUMEN
El triunfo de Javier Milei en Argentina y la política de “Fortaleza Económica” de Donald Trump crean un marco de presión regional que llega a Brasil. El presidente Lula da Silva se reunió con Trump y anunció que un acuerdo comercial para levantar aranceles se cerrará en “cuestión de días”, calificando el encuentro como “sorprendentemente bueno”. La negociación, que incluye el levantamiento de sanciones políticas, busca consolidar una agenda de libre mercado y fortalecer la influencia de Washington en un momento de auge de la libertad económica en América Latina.




