La candidata presidencial de Juntos por Cambio, luego de imponerse a su rival interno, Horacio Rodríguez Larreta, empieza a recalcular su estrategia de cara a las elecciones generales, y desde un nuevo lugar, donde no se ubicó voluntariamente, sino que el intrincado voto del electorado le generó un escenario que va a requerirle un esfuerzo adicional.
Porque Patricia Bullrich quedó habitando la “ancha avenida del medio”, ese espacio de centro que, durante la campaña de las PASO, estuvo bajo control justamente de Larreta. “Lo que pasa es que ahora, el lugar de la súper derecha lo ocupa (Javier) Milei, no hay forma que Patricia adquiera la irracionalidad de este tipo para disputarle el discurso paleolibertario”, explica uno de sus hombres más cercanos.
Es todo un desafío para la candidata, porque implica un cambio de postura respecto del rol que ocupó para debatir con Larreta, cuando, con toda comodidad, exhibió como virtudes su capacidad de decidir y la profundidad del cambio que quería llevar adelante. Pero ahora, el cambio estrepitoso, el rol casi revolucionario, queda en manos de quien fuese el candidato más votado en las primarias.
“No hay forma, el tipo nos tira al centro. Cuando dice que quiere privatizar el Conicet, no hay manera de entrar en ese debate, así que si queremos diferenciarnos hay que decir que nosotros no, que en realidad lo vamos a mejorar y administrar mejor”, explica uno de sus estrategas, tratando de rediseñar a la postulante.
Bullrich, ante las ventajas y las dificultades de la avenida del centro
El nuevo escenario tiene una ventaja: genera las condiciones para que Bullrich no tenga dificultades en mantener dentro del espacio el voto de Larreta, mucho más proclive al gradualismo y los acuerdos, pero, por otro lado, corre el riesgo de desnaturalizar a Bullrich, que tiene mucha más afinidad con el discurso combativo.
“Tenemos que buscar la identidad de campaña por el lado del cambio profundo, pero con institucionalismo y señalar las inconsistencias permanentes de Milei, que primero dolariza después no, que entra con la motosierra pero los planes quedan como están, el Anses y el PAMI también como están. Patricia es el cambio en el marco de las instituciones, con firmeza, pero sin delirios”, opina un dirigente de la mesa chica bullrichista.
Sin embargo, no es tan fácil caminar por el medio. Primero porque no es la identidad natural de Bullrich. Segundo, porque a Horacio le fue muy mal transitando ese sendero. Podría decirse que los electores moderados, representaron en este proceso los 11 puntos de Larreta y los 5 de Juan Schiaretti, está claro que los candidatos “tibios” no son lo que la gente está buscando.
Por lo tanto, la postulante de Juntos por el Cambio deberá encontrar un delicado equilibrio: ser dura pero no tanto, ser fuerte pero buscando la armonía, ser de derecha, pero moderada. “Milei no puede hacer absolutamente nada de lo que dice. Tal magnitud de reformas requiere al Congreso y allí, él es muy débil, nosotros tenemos que mostrar capacidad política de articular los desafíos que plantee Patricia”, explican en su bunker.
Juntos por el Cambio y compleja pulseada con Javier Milei
Por otra parte, en el círculo íntimo de Bullrich quieren evitar también, que el libertario les fije la agenda de temas a debatir. “No nos puede poner a hablar él del Conicet, tenemos que ponerlo nosotros a hablar de seguridad, el tipo no tiene experiencia ni equipo para esto, la agenda de debate debe ser nuestra”, se autoimponen en la campaña de la ex ministra de Seguridad.
Mientras cavilan sobre la reformulación de la campaña, también observan que “Milei se está sobreexponiendo en esta etapa en la que no es necesario. Faltan más de dos meses para la general y el no para la ronda de canales de tele a toda hora, eso no solamente satura a la gente ya harta de tanta política, sino además lo expone permanentemente al error. En cada entrevista comete uno”, se esperanzan en la campaña.
Ese es otro tema que genera controversia. El que se está exponiendo es el hombre de la melena frondosa, ¿debe Bullrich seguirle el ritmo para no perder presencia? o tal vez sería mejor seguir su propia estrategia y arrancar en un par de semanas, ya con el perfil bien definido. “Todo lo que se diga ahora va al tacho, la campaña real empieza a cuatro semanas de la elección”, esgrimen en su entorno.
Posiblemente, la única candidata mujer con chances de alcanzar la presidencia sea quien más tenga que repensar su campaña de cara a la general. Pero en su entorno están confiados en tener esa capacidad de reconversión que se requiere para el futuro inmediato. Las elecciones de perfil que realizó su equipo de estrategas durante la batalla con Larreta, les dan el crédito para probar suerte de cara a la general, con la fe de la candidata.