domingo
agosto, 17

El Gobierno y el freno a los planes: un giro discursivo que se anticipa al FMI y a 2023

Bajo asedio de la izquierda piquetera, el “albertista” Zabaleta busca interpelar a la clase media; también preanuncia tiempos de austeridad fiscal; el paralelo con la fórmula de Sergio Berni

Un ministro bajo asedio de grupos piqueteros de izquierda; recursos limitados en medio de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la necesidad de perfilar un mensaje que interpele a la clase media -refractaria a los cortes de calles y a la proliferación indiscriminada de la ayuda estatal- fueron los factores que se combinaron para que, repentinamente, el Gobierno comunicara que desde ahora no otorgará nuevos planes a las organizaciones sociales.

El encargado de aclarar los tantos fue el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, quien viene afrontando sucesivas manifestaciones a las puertas del edificio ubicado sobre la avenida 9 de Julio y que habla un lenguaje distinto –por su origen peronista en el conurbano- al de los dirigentes de la izquierda piquetera que le reclaman más planes cada vez que tienen oportunidad. “Juanchi”, como lo apodan, aprovechó para ganar visibilidad en medio de un Gabinete de persistente bajo perfil.

La fórmula aplicada por el ministro podría equipararse a la que utiliza Sergio Berni del otro lado de la General Paz: hacer una declaración disruptiva, que mueva el amperímetro político y que repercuta en los medios de modo tal que abone la impresión de una gestión activa, con funcionarios atentos a los problemas de los ciudadanos, aunque en el fondo los problemas no se resuelvan. Claro que ese tipo de jugadas requiere luego de espaldas que aguanten los embates gestados en el propio oficialismo.

En el caso de Zabaleta, deberá afrontar ahora no solo los cuestionamientos de la izquierda –que lo presentará como un ministro ajustador- sino de las organizaciones sociales que abrevan en el Frente de Todos y que también dependen de los planes sociales, aunque edulcoren el relato con las bondades de la economía popular. Una figura clave es Emilio Pérsico, del Movimiento Evita, que aspiraba a que la secretaría de Economía Social pasara a tener rango ministerial. Pero eso estaría lejos de suceder.

Sin embargo, tanto Zabaleta como Pérsico coinciden en el alineamiento con Alberto Fernández en la interna a duras penas soterrada con Cristina Kirchner. Del lado de enfrente de esa trinchera aparece La Cámpora, que también tiene su silla en el ministerio de Desarrollo Social y que, a través de Máximo Kirchner, se quedó con la jefatura del PJ bonaerense. Aunque los puentes no se cortaron del todo: ayer Zabaleta almorzó con Andrés “Cuervo” Larroque, su par bonaerense y secretario general de la “orga” kirchnerista.

A fin de cuentas, las distintas facciones del oficialismo advierten que, en la base social, el clima podría enrarecerse cuando comience a implementarse el plan acordado con el FMI. Y por ende, es mejor adaptar el discurso desde ahora mismo. Algunos lo hacen por izquierda, como Máximo Kirchner, y otros por derecha, como Zabaleta. Cada sector construye su propio electorado de cara a 2023 y el ministro de Desarrollo Social dio ayer una muestra concreta, con un giro “antiplanes” que podría anticipar el nuevo norte del Gobierno.

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