La Quinta de Olivos, que parecía ser el templo del pacto fundacional libertario, se ha convertido en el escenario de una guerra sorda. El nombramiento de Diego “El Colo” Santilli como nuevo Ministro del Interior, en reemplazo del saliente Lisandro Catalán, no es una simple designación; es una movida estratégica de ajedrez ejecutada por el presidente Javier Milei y su inamovible asesor, Santiago Caputo, que desnuda la crisis de Gabinete y la profunda fractura con el principal socio político: Mauricio Macri.
Macri vs. Caputo
El pulso se intensificó horas antes del anuncio. El domingo, Milei recibía a Macri en Olivos con un gesto de agradecimiento por el apoyo incondicional. Sin embargo, el encuentro terminó sin el acuerdo que buscaba la “segunda etapa de la gestión”. El tweet posterior de Macri fue demoledor y directo al corazón del poder libertario.
Macri no solo lamentó la salida de un “hombre con capacidad y equilibrio como Guillermo Francos” (quien también había renunciado días atrás), sino que criticó abiertamente el reemplazo propuesto, sugiriendo al técnico Horacio Marín (presidente de YPF) como un mejor candidato para la Jefatura de Gabinete. El mensaje del expresidente fue claro: la gestión de Milei carece de “capacidad de conducción y coordinación de equipos”. El “acuerdo” por el Gabinete estaba roto.
El Contragolpe: La jugada del “Colo”
Ante la presión de Macri por imponer su agenda de gestión, Milei y Caputo respondieron con una jugada audaz: fichar a Santilli. La decisión fue “consensuada” únicamente entre el Presidente y Caputo en una reunión matutina en Olivos.
Milei anunció el nombramiento en su cuenta de X: “Bienvenido Colo Santilli. Diego será quien llevará adelante las conversaciones con gobernadores y legisladores”.
TENEMOS MINISTRO DEL INTERIOR:
— Javier Milei (@JMilei) November 2, 2025
Bienvenido Colo Santilli.
Diego será quien llevará adelante las conversaciones con gobernadores y legisladores para poder articular con el Congreso de la Nación cada uno de los consensos necesarios para las reformas que vienen de cara al futuro.… pic.twitter.com/8IHIUkVT5O
El movimiento es un golpe de efecto y una señal de “amplitud” para un sector del PRO. Santilli, que había ganado las elecciones legislativas en Provincia de Buenos Aires bajo la lista de LLA, tiene “excelente relación con la mayoría de los 24 gobernadores” (excepto su antiguo rival, Kicillof) y había “construido una gran relación con Karina [Milei], primero, y con el Presidente, después”. Caputo lo celebró como un “gran reconocimiento a un tipo que apoyó desde el día uno”.
El fichaje de Santilli, un hombre del PRO que responde más a acuerdos personales que a la línea directa de Macri, desactiva momentáneamente la crítica opositora a la falta de territorio, pero subraya una división fundamental en la coalición oficialista: la lealtad personal sobre la alianza partidaria.
Las Trincheras se definen
La nueva designación no resuelve el conflicto, sino que lo reubica. La salida de Francos y Catalán, ambos exponentes de una línea más dialoguista (Francos destacó haber reunido a los gobernadores en su primer y último acto de gestión), subraya la purga en un Gabinete que se encamina hacia la militancia ideológica y la lealtad incondicional al “eje Milei-Caputo”.
Este escenario de guerra abierta entre la cúpula de LLA y el liderazgo de Macri se da en un momento delicado, donde la política argentina ya observa una guerra paralela:
- El Factor Peronista: La fragilidad del oficialismo es observada con detenimiento desde el Peronismo, donde la “Guerra Fría Criolla” que analizan los demócratas del Senado tiene su propia expresión. La disputa entre el “axelismo duro” y el Kirchnerismo por romper filas también tiene un trasfondo geopolítico, donde la crisis de Gabinete de Milei podría, irónicamente, dar espacio a un Peronismo más pragmático.
En conclusión, la designación de Santilli es un parche político y un desafío directo de Milei a Macri. La incógnita no es si el Gabinete se amplía, sino si las designaciones (como la de Santilli, o la posible suma de Ritondo o Montenegro) son parte de un acuerdo estratégico de partidos o solo arreglos personales que agudizan la fractura interna. La “segunda etapa” del gobierno se inaugura con la alianza PRO-LLA en un punto de no retorno.




