En el corazón del escenario económico, el ministro Luis Caputo se ha convertido en el protagonista de una audaz jugada para estabilizar los mercados. Con un clima de tensión flotando en el aire, el ministro ha tomado la delantera en una batalla por el control del dólar, convencido de que un dólar quieto es el pilar para mantener a raya a la inflación y, con ello, la aprobación de la gestión del gobierno.
La situación que enfrentó Caputo era delicada: una enorme cantidad de dinero, cerca de $5.8 billones de pesos, había quedado “huérfana” tras una reciente operación de deuda. Este excedente de liquidez en manos de bancos e inversores representaba un riesgo, ya que podría desatar una avalancha de demanda de dólares, haciendo que su precio se disparara.
Ante esta amenaza, Caputo no se quedó de brazos cruzados. Lanzó una operación de emergencia, una subasta de deuda fuera de agenda, para “absorber” ese exceso de pesos y retirarlos de circulación. Pero no se detuvo ahí. También ordenó una medida de “ajuste monetario”, obligando a los bancos a inmovilizar una mayor parte de su dinero. Es como si les dijera: “guarden más billetes en la bóveda, para que no salgan al mercado a presionar sobre el dólar”.
La ofensiva de Caputo tuvo un efecto inmediato: el dólar mayorista se calmó, logrando bajar de sus picos recientes. Sin embargo, no todo fue celebración. El costo de esta estrategia se reflejó en un fuerte aumento de las tasas de interés. Prestar dinero se volvió más caro para empresas y consumidores, generando críticas por parte de economistas y banqueros, quienes calificaron la estrategia del Banco Central de “errática” y cuestionaron sus posibles consecuencias.
Ante el revuelo, el ministro salió a defender su plan. En un discurso directo, Caputo explicó que no se trata de una medida permanente, sino de una respuesta “coyuntural” y “endógena” a las tensiones preelectorales y a las acciones del Congreso que, según él, podrían afectar el equilibrio fiscal. Dejó claro que su objetivo es no convalidar la entrada de “pesos de más” al mercado, y que el valor de la tasa de interés se acomodará una vez que pase el período de turbulencia.
Con cada paso, Luis Caputo consolida su papel como el principal estratega de la economía, enfrentando un test de alta presión que definirá no solo el rumbo de la moneda, sino también la confianza en su gestión.