El frente de gobernadores debuta en 14 distritos con el objetivo de alcanzar los 10 puntos a nivel nacional, blindar sus territorios y erigirse en un “poder nacional real” para lo que resta del mandato libertario.
Las elecciones de este domingo marcarán el debut a nivel nacional del frente Provincias Unidas (PU). El espacio, que agrupa a seis gobernadores de distintos partidos y se presenta en 14 de los 24 distritos, tiene como objetivo central romper la polarización entre el peronismo y La Libertad Avanza (LLA), priorizando la defensa de sus territorios.
Los gobernadores aspiran a alcanzar las 25 bancas en la Cámara de Diputados para convertirse en un actor decisivo en el tramo final del mandato de Javier Milei.
En el nuevo frente aseguraron que para ellos sería una elección exitosa alcanzar los 10 puntos a nivel nacional, lo que los convertiría en un actor clave para condicionar al gobierno. En Casa Rosada ya anticipan que buscarán el auxilio de PU tras los comicios, pero en el frente no están dispuestos a “regalar gobernabilidad”, sino que buscan negociar desde el Congreso.
“Si llegamos a 25 diputados somos un poder nacional real, definitorio para sacar o parar leyes, va a ser un desafío enorme administrar ese poder”, dijo uno de los gobernadores que integra el frente. Un bloque de 25 legisladores les permitiría ser los árbitros tanto del quórum como del tercio necesario para sostener vetos y decretos, un objetivo que se transformó en principal para lo que le queda a Milei de mandato.
El conglomerado de jefes provinciales comparte varias características: todos son reactivos al kirchnerismo, la mayoría cursa su primer mandato y cultivaron un vínculo dialoguista con Milei, aunque se fue desgastando por “la poda de fondos, la parálisis de obra pública y la falta de diálogo”, que los empujó a endurecerse y ensayar un discurso netamente opositor. Pese a ser su primer test, los dirigentes anticiparon que la experiencia “va para largo” y hasta aventuraron que “pondrán al próximo presidente de la Argentina”.
Los caciques se entusiasman con componer un bloque de entre 20 y 30 diputados y absorber a buena parte de Encuentro Federal, la bancada de 15 legisladores que hoy comanda Miguel Pichetto. Para lograrlo, serán clave las elecciones en sus dos bastiones: Córdoba y Santa Fe.
En Córdoba, se ponen en juego dos bancas que hoy ocupan Ignacio García Aresca y Natalia de la Sota. En el comando de Juan Schiaretti, principal impulsor del frente y candidato a diputado, aspiran a meter tres legisladores: el propio Schiaretti, Carolina Basualdo y Miguel Siciliano. Si meten cuatro, sería un “éxito total” ya que duplicarían su representación actual. Sin embargo, sufrieron la baja de Natalia de la Sota, que buscará la reelección por el sello Defendamos Córdoba, lo que es una “piedra en el zapato” ya que estiman que podría sacarles “la mitad de los votos… los que nos falten para ganarle a LLA”, según se lamentan en el Panal.
En Santa Fe, arriesgan la banca de Melina Giorgi. Aseguran que si meten dos diputados estarán conformes, ya que sólo arriesgan una banca, pero si logran meter los tres, Maximiliano Pullaro “festejará” ya que pasaría de tener una a tres bancas. La candidatura de su vice, Gisela Scaglia, es una jugada fuerte en un escenario de tercios.
Además de Córdoba y Santa Fe, en Santa Cruz arriesgan la banca de Facundo Prades, y en Chubut, la de Ana Clara Romero, donde el gobernador Ignacio Torres reeditará Despierta Chubut y lleva a su vice, Gustavo Menna, como segundo de la lista. En Corrientes podrían sumar dos bancas con Diógenes González y Práxedes López. En Jujuy, el objetivo es retener la banca de Natalia Sarapura y recuperar la de Jorge Rizzotti.
El nuevo frente también compite en otras ocho provincias: Tierra del Fuego, San Luis, Mendoza, San Juan, La Rioja, Chaco, Buenos Aires y Capital Federal. En territorio bonaerense, su referente es Florencio Randazzo, mientras que en CABA impulsan a Martín Lousteau a diputado, cuyo desempeño será clave para la cuenta nacional y para romper la polarización o “quedar a mitad de camino”.
Pese al enfrentamiento actual, en la Casa Rosada esperan que PU sea una oposición “razonable” con la que avanzar en las reformas laboral, tributaria y previsional que planean después de los comicios. Desde Provincias Unidas ya anticiparon que están dispuestos a discutir, aunque en un ámbito de “respeto”.



