Tras una sorpresiva jugada del arco opositor el Senado rechazó el DNU que aumentó los fondos para la Secretaría de Inteligencia (SIDE) y le propinó al presidente Javier Milei una derrota de carácter histórico, por ser la primera vez que el Congreso deroga un decreto, a la vez que abrió una puerta peligrosa para la relación entre la gestión libertaria y el parlamento.
El decreto de necesidad y urgencia (DNU) 656/2024 que aumentó en $100.000 millones los fondos para los gastos reservados (o secretos) de la SIDE fue rechazado a fines de agosto por la Cámara de Diputados y el Senado le dio la estocada final con 49 votos en contra, 11 a favor y 2 abstenciones.
Con los pocos votos propios y aliados fieles que tiene en el Senado, el oficialismo dilató todo lo que pudo la discusión. Desde aquel revés en la Cámara baja la vicepresidenta Victoria Villarruel maniobró para evitar que el tema se colara en una sesión, dado que el DNU cosechó desde el inicio rechazos en casi todos los bloques.
Al convocar a esta sesión, Villarruel y los referentes oficialistas Bartolomé Abdala y Ezequiel Atauche creyeron haber logrado un acuerdo para una sesión empatada: un punto a favor con el proyecto sobre Única y uno en contra con la ley de financiamiento universitario. Pero horas antes de bajar al recinto, el bloque de la UCR se sumó al planteo del kirchnerismo para incluir el DNU.
Cómo se gestó la derrota de Javier Milei en el Senado con el DNU sobre la SIDE
El oficialismo había acordado el día anterior con los bloques de la oposición dialoguista que se debatirían solamente esos dos proyectos, sin el DNU. Pero en algunas horas antes el bloque de la UCR mantuvo una reunión en la que la mayoría de sus 13 senadores decidieron plantear en el recinto la incorporación del decreto al temario.
Por supuesto que sabían que la bancada de Unión por la Patria bajaría al recinto con el mismo reclamo. Sin embargo, el clima en la UCR está caldeado luego de que cuatro diputados nacionales se reunieran con Milei -con foto incluida- y cambiaran su voto para defender el veto presidencial a la reforma jubilatoria, el último miércoles.
Muchos radicales están molestos por haber quedado tan “pegados” al Gobierno en el tema jubilatoria. En paralelo a esa sesión, el miércoles por la tarde, el jefe del bloque radical del Senado, Eduardo Vischi, asistió junto a otros senadores dialoguistas a una reunión con Milei en la Rosada.
Eso incomodó a la mayoría del bloque de cara a la sesión y a la luz de las repercusiones por lo ocurrido en Diputados. “Iban a decir otra vez que el radicalismo arregló algo raro, porque en Diputados ya había votado contra el DNU”, deslizó a iProfesional un senador radical al explicar el giro y la presión interna.
Una vez en el recinto, el jefe del bloque Unión por la Patria, José Mayans, planteó una moción para incluir el decreto en la sesión tal y como se había resuelto la semana pasada para la esión que finalmente se suspendió.
Tras ello, Vischi propuso otra moción que, más allá de algunas diferencias rglamentarias, fue en el mismo sentido: meter la discusión sobre el DNU al final de la sesión. Los votos radicales y los del kirchnerismo sumados superaban por amplio margen al oficialismo sin contar a bloques provinciales, los tres senadores del PRO que le negaron apoyo al decreto y el formoseño Francisco Paoltroni, recientemente eyectado de La Libertad Avanza.
¿Qué riesgo se abre para el Gobierno con la caída del DNU?
La derrota que sufrió Milei tiene, en el corto plazo, una fuerte implicancia política. Es la primera vez desde que se reglamentó el uso de los decretos de necesidad y urgencia en 2006 que el Congreso le deroga al Presidente una medida de este tipo.
La ley establece que para que un DNU pierde su vigencia al ser rechazado por las dos Cámaras del Congreso. Hasta ahora, casi todos los gobiernos sufrieron algún revés en Diputados o en el Senado pero nunca se había visto caer un decreto. En este sentido, se trata de un impacto simbólico que puede darle la categoría de derrota histórica.
No obstante, la derrota de Milei abre una puerta peligrosa para su gobierno en un Congreso que le cuesta mucho manejar por falta de mayorías, dado que el llamado “mega DNU” 70/23 que es la columna vertebral de la gestión de Milei ya fue rechazado por el Senado y duerme en los cajones de la Cámara de Diputados.
Cada vez que el Presidente arremete contra los diputados a los que ha calificado de “ratas” y “degenerados fiscales” o se rompe algún acuerdo parlamentario entre el oficialismo y la oposición dialoguista en los pasillos de la Cámara baja siempre alguien recuerda que la mayoría para voltear ese decreto no está hoy, pero no es imposible que se arme.
El impacto administrativo: ¿qué pasa con los $100.000 millones?
Por otra parte, el revés del Congreso tiene otro posible impacto para el Gobierno, de carácter administrativo, debido a que los $100.000 millones asignados a la SIDE deberían volver al Tesoro al ser declarado inválido el decreto.
Algunos diputados señalaron en los últimos días que la mayor parte de esos fondos ya se ejecutaron. Uno de ellos fue Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica), quien denunció que en solo tres semanas “se ejecutaron 80 mil millones”.
En ese marco, es posible que la oposición empiece a reclamar informes para corroborar la ejecución de las partidas. Podría hacerlo a través de la la Comisión Bicameral de Control de los Organismos de Inteligencia, que supervisa los gastos reservados de la SIDE. Al frente de ese cuerpo está Martín Lousteau, el radical más crítico del Gobierno.
Si se hubiera gastado parte de los fondos contemplados en el DNU, ese monto se convertiría automáticamente en una deuda de la SIDE con el Tesoro. Y es que el rechazo parlamentario a un decreto implica en términos legales que no tiene validez por no demostrar criterios de “necesidad y urgencia”. En términos prácticos: esos $100.000 millones no pueden ser asignados a la SIDE.
A favor y en contra: ¿cuál era la discusión en torno al DNU?
El debate fue breve porque la suerte ya estaba hechada y la sesión llevaba casi 12 horas. El oficialismo justificó la asignación de fondos a la SIDE en la reorganización que encaró el Gobierno en ese organismo y en particular en la creación de la Agencia de Ciberseguridad.
“Tenemos la obligación de custodiar a nuestro país y de hacer una inteligencia estratégica y criminal”, señaló en nombre de La Libertad Avanza el formoseño Juan Carlos Pagotto, que remarcó la amenaza del “narcoterrorismo” y, además, sinceró la incomodidad del oficialismo al recordar que la comisión que debe controlar los gastos de la SIDE “está en manos de gente que no es afín al Gobierno”.
El oficialista también rechazó las versiones sobre el supuesto financiamiento y organización a través de la SIDE de los “trolls libertarios”. En cambio, los ataques en redes sociales a políticos y en el último tiempo muy especialmente a periodistas que cuestionan al Gobierno fueron uno de los cuestionamientos principales del kirchnerismo.
El neuquino Oscar Parrilli, de Unión por la Patria, incluso recordó el reciente cruce de Eduardo Feinmann con una de las cuentas de X que se le atribuyen a Santiago Caputo, el influyente asesor de Milei que ubicó a Serfio Neiffert al frente de la SIDE.
En cambio, el jefe de la bancada, José Mayans, apuntó al costado económico de la polémica sobre el DNU: “De la noche a la mañana se aumentó el presupuesto un 15.000%. Es el único presupuesto de la administración nacional que aumentó así”, disparó.
Villarruel ya había avisado a la Casa Rosada que el DNU sobre la SIDE caería en cuanto se pusiera a votación, por lo que la derrota no fue inesperada para Javier Milei, pero sí sorpresiva. El oficialismo confiaba en demorarla un poco más. Finalmente, se dio en la antesala de la visita del Presidente a la Cámara de Diputados para presentar el Presupuesto 2025, lo que le da a la definición del Senado mayor voltaje político.