El eco de la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires resonó con fuerza en los pasillos del poder de Entre Ríos, obligando a los actores políticos a recalcular sus estrategias. El contundente revés de La Libertad Avanza puso en alerta a la alianza que el gobernador Rogelio Frigerio sostiene en su provincia, encendiendo las alarmas sobre el futuro de la coalición.
A pesar de la incertidumbre, el gobernador optó por mantener el rumbo, enfocándose en la gestión y el desarrollo local. En un gesto que busca reafirmar su liderazgo, Frigerio firmó un convenio con el Consejo Federal de Inversiones (CFI) para expandir las líneas de crédito a pequeños y medianos empresarios, un mensaje de estabilidad en medio de la tempestad.
Del otro lado, la oposición peronista encontró en el escenario nacional un nuevo ímpetu. El exgobernador Gustavo Bordet emergió con una postura contundente contra el gobierno central. A través de sus declaraciones, Bordet rechazó sin titubeos el veto a la Ley de Financiamiento Universitario, sentando un precedente claro al argumentar que “no hay equilibrio fiscal sin justicia social”.
El movimiento se siente también en la Legislatura provincial, donde la diputada Carola Laner presentó, el pasado 8 de septiembre, un proyecto que busca impedir que funcionarios acusados de corrupción se beneficien de juicios abreviados. Una medida que, sin duda, conecta con la sensibilidad del electorado ante los escándalos recientes.
Con las piezas del tablero en constante movimiento, la derrota en Buenos Aires no fue solo un revés electoral, sino el catalizador que agitó las aguas políticas en Entre Ríos, obligando a todos sus protagonistas a redefinir sus posturas en la cuenta regresiva hacia nuevos desafíos.