El Banco Central redujo las tasas de interés, una jugada arriesgada que busca dinamizar la economía en la recta final de la campaña electoral. La estrategia se basa en un esquema de bandas cambiarias y la confianza de que la liquidez no dispare el dólar antes de las elecciones.
En la antesala de un octubre electoral decisivo, el gobierno argentino ha puesto en marcha una jugada audaz: una nueva baja de tasas de interés que busca, por un lado, dar un respiro a una economía en crisis, y por el otro, generar un “aterrizaje suave” antes del veredicto de las urnas. La decisión, que se inscribe en un complejo tablero político y financiero, pone a prueba la capacidad del Gobierno para mantener a raya la presión sobre el dólar y la inflación en un momento de alta incertidumbre.
Puntos clave y contexto político:
- Impacto inmediato en el dólar: Las medidas implementadas, aunque con un costo elevado para la actividad, no lograron contener la volatilidad cambiaria. El lunes posterior a la elección, el dólar mayorista abrió en 1.450 pesos y tocó los 1.460, a solo 9 pesos del techo de la banda de flotación. El martes, retrocedió y cerró en 1.416,50 pesos, y el dólar minorista alcanzó los 1.425 pesos, reflejando una subida diaria del 3,3%.
- El esquema de bandas cambiarias como defensa: La principal herramienta de control del Banco Central es el esquema de bandas cambiarias, implementado en abril de 2025 como parte del acuerdo con el FMI. Este sistema permite una flotación controlada entre un piso de aproximadamente 960 pesos y un techo de 1.470 pesos, con un ajuste mensual del 1% para ambos límites. A pesar de la limitada capacidad del Tesoro para intervenir, el mercado percibe que el BCRA tiene fondos suficientes para sostener el techo de la banda al menos hasta octubre, gracias a los desembolsos pendientes del FMI y otros organismos.
- La apuesta a la confianza: La estrategia oficial se basa en la expectativa de que, antes de alcanzar el techo de la banda, una oferta genuina de dólares de exportadores e inversores emerja en el mercado. Esta confianza se sustenta en la decisión política de mantener las bandas actuales y en el atractivo de las altas tasas de interés reales, que buscan canalizar la liquidez y evitar que los pesos se dirijan al dólar, mitigando así la presión cambiaria. La “pausa” de seis semanas es un intento de ganar tiempo y llegar a las elecciones con un escenario macroeconómico relativamente controlado, antes de que el resultado electoral defina el futuro del país y del mercado.
El Gobierno argentino ha activado una estrategia de alto riesgo para navegar la crisis política y económica. Al bajar las tasas de interés y apoyarse en el esquema de bandas cambiarias del acuerdo con el FMI, busca evitar un colapso financiero antes de las elecciones.
La presión inicial sobre el dólar, que alcanzó los 1.460 pesos en su valor mayorista, demuestra la fragilidad del equilibrio. Sin embargo, la confianza en el respaldo de los organismos multilaterales y en el efecto de las altas tasas de interés sugiere que el Gobierno tiene la capacidad de sostener el techo de la banda hasta octubre, intentando así evitar una “tormenta” económica que pueda influir en el resultado electoral.