Productores denuncian que la medida que eliminó las retenciones fue un negocio arreglado con las cerealeras, que se llevaron U$S 2.000 millones en ganancias y dejaron a los productores sin nada.
Una furia total se desató en el campo contra el gobierno de Javier Milei y Toto Caputo. Lo que se presentó como un “guiño” a los productores, con la eliminación transitoria de las retenciones a granos, se convirtió en una guerra abierta. Los productores denuncian que la medida fue un negocio armado a favor de un selecto grupo de cerealeras que, en apenas 72 horas, agotaron el cupo de U$S 7.000 millones.
La operación, que debía durar hasta fin de mes, terminó de forma abrupta, y el sector agrícola no pudo aprovechar el beneficio. “Fue un acuerdo en una mesa con 10 personas. Si hacés la cuenta se ganaron 2.000 millones de dólares en tres días”, afirman desde la Mesa de Enlace. La mayor tajada del negocio quedó en manos de Bunge, LDC, Cofco y Cargill.
La bronca es total. Desde Federación Agraria aseguran que el negocio ya estaba “hablado de antemano” y que “el campo la vio pasar”. La Sociedad Rural de Rosario emitió un duro comunicado denunciando que la mayoría de los productores “quedó al margen”. La indignación se intensifica al ver que las cerealeras aprovecharon el beneficio al máximo, declarando ventas de “granos de papel” que aún no tienen y que luego comprarán a los productores, descontándoles las retenciones que ahora se han reimpuesto.
La frustración es tan grande que muchos productores recuerdan los planes de “dólar soja” de Sergio Massa y reconocen, irónicamente, que “ni Massa se animó a tanto”. Un gobernador reconoció que la medida fue “desesperada” por la necesidad de dólares del gobierno, mientras que el productor rural Carlos Milicevic la calificó como una medida de política “cambiaria” y no “agropecuaria”, que solo benefició a los exportadores.
El sentimiento de traición se sintetiza en la contundente frase del productor y diputado bonaerense Lucho Bugallo: “Votamos a un gobierno que hizo campaña diciendo que las retenciones son un robo, ayer se hizo cómplice del ladrón”. La furia del campo expone una grieta profunda entre el gobierno y un sector clave al que necesitaba recuperar de cara a las próximas elecciones.
