Guzmán sostuvo que no sólo en la actualidad no puede hacer frente al pago de la deuda, “sino que durante ciertos años no puede pagar”.
Ministro de Economía, Martín Guzmán, advirtió esta tarde que la Argentina “hoy no puede pagar nada”, mientras destacó que el Gobierno presentará una propuesta “sostenible”, y rechazó la posibilidad de un mayor ajuste fiscal, como piden los acreedores.
El ministro reconoció que no fue posible llegar a un entendimiento con la contraparte -entre los cuales figuran verdaderos peso-pesados de las finanzas globales, como BlackRock, Fidelity, Templeton, PIMCO y Allianz-, con lo cual decidió presentar una oferta de manera unilateral, que será analizada por los fondos de inversión en un lapso de 20 días.
Desde la Quinta de Olivos y juntos al presidente Alberto Fernández, el funcionario indicó que la Argentina buscará en su propuesta “cambiar la estructura de bonos por otra que implique un período de gracia de tres años”.
Guzmán detalló que la propuesta de pago de deuda planteará una quita de 3.600 millones de dólares en stock de capital y de 37.900 millones en intereses, equivalente al 62%.
“Argentina empezaría a pagar en 2023”, anunció el ministro.
Guzmán advirtió que “hay gente jugando muy fuerte, los acreedores quieren que la Argentina pague más y hay muchos intereses en juego”.
“Tenemos que estar todos unidos atrás de esta oferta. Es fundacional para sentar las condiciones de un desarrollo sano. Seguiremos trabajando día a día”, afirmó el funcionario.
Dijo que la oferta propone un interés promedio de 2,33%, una quita de 3.600 millones de dólares en el stock de capital, equivalente al 5,4% y de 37.900 millones en intereses, que corresponde al 62%.
Destacó que hay “fuertes similitudes” con la forma de abordar el tema que tiene el Fondo Monetario Internacional (FMI) y señaló: “Hoy la Argentina no puede pagar nada”.
Sostuvo que no sólo en la actualidad no puede hacer frente al pago de la deuda, “sino que durante ciertos años no puede pagar”.
“Lo que la Argentina propone es algo consistente con lo que consideramos en un marco sostenible”, enfatizó Guzmán, quien afirmó que los acreedores piden “más ajuste fiscal, rápido y en mayor cantidad”.
“La realidad es que eso destruiría el futuro y las oportunidades de millones en la Argentina. Es algo que nosotros no vamos a permitir”, apuntó Guzmán.
Alberto: “default virtual”
Por su parte, Alberto Fernández admitió que la Argentina está “en una suerte de default virtual” y afirmó que “todos tenemos un compromiso común: salir de esta situación”.
Así lo indicó en la conferencia en la Residencia de Olivos, acompañado por la vicepresidenta Cristina Kirchner; el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y gobernadores, donde se presentó la oferta de reestructuración de deuda.
“Nos propusimos que el pago de deuda no suponga más postergación para la Argentina ni para los argentinos que la están pasando mal”, destacó.
Añadió que el Gobierno se propuso “ser serio” y aclaró que no se hizo un aprovechamiento de la situación planteada por la pandemia del coronavirus.
En la contraparte, baja predisposición al acuerdo
Ahora falta el capítulo de la presentación de la oferta detallada –lo que presentó hoy Guzmán es apenas un esbozo general-, para que los acreedores comiencen a analizar y hacer los números finos.
Sin embargo, desde ya se descuenta una negociación dura. En la previa de la presentación, los rumores del mercado apuntaban a que los fondos de inversión no aceptarían los términos que una oferta que ellos consideraban agresiva. En otras palabras, una oferta que implicara una pérdida de capital real del 60% y un período de gracia muy largo sin ningún pago como demostración de buena voluntad.
Para colmo, el ministro confirmó que también habrá un recorte nominal al capital, cuando en la previa se asumía que no se tomaría esa medida.
Lo cierto es que la predisposición de los banqueros del exterior como para aceptar la propuesta de Guzmán no es positiva. Saben que esta es una primera oferta y que tendrán que negociar una mejora importante para cerrar. Hay dos cosas que están en discusión y que si se corroboran, serán tema de debate.
Uno de ellos, es que para los fondos es necesario ir cobrando algo durante el período de gracia. Eso choca completamente con lo que Guzmán le propuso a Alberto: que no saldrían dólares de las arcas del Banco Central durante varios años.
El ministro tiene un objetivo de reservas en u$s65.000 millones para el 2024, algo que le daría al país un colchón cambiario y capacidad para ir repagando la deuda. Y es más, su ambición es de llegar a u$s77.000 millones en diez años. Hoy las arcas del Central son u$s20.000 millones menos a lo que aspira el ministro para cuatro años vista. Todo un desafío.
La otra, más técnica, es cómo se valúa la oferta. Guzmán dirá que el paquete que presentará vale 40% pero la clave pasará por la tasa con la cual se descuentan los futuros flujos de pago. Si la tasa es bajos, como estima el ministro, engordará el valor del paquete ficticiamente. Si el mercado le descuenta una tasa superior, para ellos, lo que ofrecerá Guzmán en lugar de valer 40% será más cerca de 30% o menos aún. Y si el precio es ese, estará muy lejos de reconocerles a los inversores entre 45-50 por cada 100 que se les debe.
Esta mañana el banco de inversión XP Investments escribió un paper a sus clientes donde decía que si la quita termina siendo del 60% en términos de valor presente neto (VPN), no habrá un acuerdo.
“Creemos que el gobierno tendrá que ofrecer una pérdida de VPN menor, muy probablemente por debajo del 50%, y suponiendo un rendimiento de salida del 10%, si la administración quiere evitar que se materialice el peor de los casos”, escribió Alberto Bernal, el jefe de estrategia y uno de los economistas que más conoce la Argentina desde Nueva York.
La buena noticia es que siguen pensando que alcanzar un compromiso aceptable con los bonistas no resultará demasiado complicado en este momento, sobre todo porque la realidad es que el costo de que Argentina incurra en otro nuevo incumplimiento es mucho más alto que tolerar un cupón 1% más alto a pagar en 2025 o más tarde. “Las opciones de ingeniería financiera abundan, y el espacio entre las dos partes no parece ser demasiado amplio”, advierte. Para Bernal, y esta es una vieja discusión entre los acreedores de la deda y el Gobierno, la Argentina tiene un problema de liquidez, reputación y acceso al mercado, pero no de solvencia.
“En nuestra opinión, y creemos que el gobierno reconoce este hecho, tratar a los tenedores de bonos con dureza en esta coyuntura podría ser un gran error, ya que estamos convencidos de que las condiciones iniciales que acabamos de enumerar son precisas, y porque el acceso al financiamiento voluntario será clave para reconstruir la economía ex post la finalización de la debacle por el Covid19, siempre que eso suceda”, remarca.
El banco de inversión afirma que llegar a un acuerdo con los tenedores de bonos es urgente, ya que el próximo 22 de abril hay vencimientos por u$s500 millones. Pero, claro, y tal como adelantó iProfesional, se espera que Argentina no pague ese cupón y trate de cerrar el acuerdo con los inversores antes de que termine el período de gracia de 30 días.
“Somos plenamente conscientes de que la economía argentina probablemente se contraerá un 6% o más este año, pero también es bastante probable que la economía crezca un 6-8% en 2021 si la administración de Fernández demuestra ser lo suficientemente pragmática y mantiene al país lejos de caer en otro incumplimiento muy costoso. Seguimos convencidos de que Buy-Side quiere llegar a un acuerdo con el gobierno, más aún debido a la pandemia en curso, es decir una cosa menos de la que preocuparse”, relata Bernal.
Para XP Securities las pérdidas de VPN por debajo del 50% probablemente serán suficientes para tentar a los bonistas. “Argentina necesita tener al menos algún tipo de estabilidad financiera para superar esta debacle de salud pública. Patear la mesa sería una opción ridícula bajo el estado actual de los asuntos mundiales”, reitera el banco de inversión.
Según el FMI, más de 50 países ya se han acercado al organismo para obtener opciones de financiamiento. En la situación actual, creen que la Argentina es solo otro país de ingresos relativamente altos que busca ayuda. “Intentar obligar a los tenedores de bonos a aceptar otro 10% en pérdidas, solo por hacer que el Excel se vea mejor en el momento y olvidar cómo puede verse en una situación de autarquía, simplemente no vale la pena el riesgo”, arremetió el jefe de estrategia.