El presidente se afianza en el sector militar para gobernar un país sumido en la violencia y la anarquía, a la espera que avance la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente.
Mientras prosigue la cuenta regresiva para la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se afianza en el sector militar para gobernar un país sumido en la violencia y la anarquía.
La Fuerza Armada nacional consta de 165.000 efectivos, divididos en cuatro componentes: Ejército, Armada, Aviación y Guardia Nacional. Además, existe un robusto cuerpo de reservistas, de unos 25.000 funcionarios, y milicianos, que son civiles integrados a labores de inteligencia y de seguridad y orden público.
Esta demostración de poder del Gobierno hace pensar que es difícil que se produzca alguna división del componente militar. El propio Maduro reconoció el miércoles que si pierde el poder “jamás” se rendiría. “Lo que no se pudo con los votos lo haríamos con las armas; liberaríamos nuestra patria con las armas”, anticipó.
Si bien analistas del sector militar nacional como Rocío San Miguel han asegurado que no hay riesgo de que se produzca un golpe de Estado, reconoció que “puede haber fisura entre la oficialidad”, según dijo a la prensa local.
Por su parte, Sebastiana Barráez, una reconocida comentarista del tema castrense, advirtió que el Gobierno ha detectado que el Movimiento por la Libertad y la Democracia lleva gestándose cerca de un año y su base fundamental de apoyo está en la oficialidad de bajo rango.
En un papel de trabajo obtenido por Télam, Barráez señala que “el primer teniente del Ejército José Alejandro Méndez es el encargado del registro del personal del Movimiento, que inicialmente se llamó La Espada de Dios. Confesó que pensaron tomar un sitio emblemático y tener un efecto más mediático, demostrando el descontento en la Fuerza Armada”.
Otro de los primeros tenientes es José Ángel Rodríguez Araña, quien en marzo de este año fue citado por la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), y fue detenido.
Los oficiales, según el informe de Barráez, “se quejan del generalato, de padecer los mismos problemas que el resto de la población, y expresa que los generales en la frontera alimentan la presencia de la guerrilla y grupos de delincuentes con el contrabando y el narcotráfico”.
La experta sugiere no perder de vista los movimientos de los comandantes de tropas en este contexto de represión abierta a manifestantes opositores. Ha trascendido que es un tema de debate entre la oficialidad media la forma en que fueron atacados jóvenes venezolanos por la Guardia Nacional.
Se estima que en Venezuela hay 1500 generales y almirantes activos. En 16 de los 24 estados de Venezuela son 16 los oficiales gobernando, más los integrados al Poder Judicial y a la Asamblea Nacional, en este caso retirados.
De la alta oficialidad nacional, el 40% participa en diversas actividades empresariales del sector público, desde importadoras de comestibles y medicinas y comercializadoras y distribuidoras de alimentos hasta líneas aéreas, ferrocarriles y aduanas.
Además, el presidente Maduro decretó, en diciembre pasado, la creación de la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras y Petrolíferas (Camimpeg).
La concentración de poder del sector castrense, advierte la analista, blinda al Gobierno de Maduro, aunque no se sabe por cuánto tiempo.