Las liquidaciones de los exportadores, tasas en pesos más atractivas, una demanda estacional por la moneda local y las intervenciones del Banco Central son algunos de los motivos que hicieron retroceder al blue y los financieros un 40% desde julio; qué suele suceder la segunda mitad de este mes
La primera quincena de diciembre es conocida por tener una mayor demanda estacional por los pesos. Si a eso se le suman las liquidaciones que los exportadores realizan diariamente (una tendencia que llamó la atención en una época históricamente desfavorable), el atractivo por las tasas en moneda local en un momento donde los dólares no paran de caer (carry trade) y las esporádicas intervenciones que realiza el Banco Central (BCRA) en el mercado financiero, se explica por qué a días de terminar el año las cotizaciones libres acumulan una suba menor al 10%.
Sin embargo, no fue un año exento de volatilidad. A mediados de mayo, los dólares libres se recalentaron, tras los fuertes recortes de tasas de interés que hizo el Banco Central (BCRA), e impulsó al blue a tocar por primera vez en su historia los $1500. Pero, desde que el Gobierno anunció que intervendría en el mercado financiero, las cotizaciones tendieron a la baja: el blue acumula un retroceso de 40,8% (hoy se vende a $1065); el contado con liquidación (CCL), de 32,8% ($1060), y el MEP cayó 35% desde aquel momento (hasta tocar este lunes los $1046).
El dólar blend es uno de los principales factores que explican parte de la oferta diaria de divisas que recibe el mercado financiero, y que está próximo a cumplir un año. Esta medida habilita que los exportadores puedan liquidar un 20% de sus ventas al dólar contado con liquidación y un 80% al tipo de cambio oficial ($1017), para así incentivar las liquidaciones. Es una estrategia que viene desde la administración anterior, aunque tenía distintas proporciones, se aplicó únicamente en algunas industrias puntuales (ahora es general) y tenían fecha de finalización (algo que en esta ocasión no ocurre).
Hoy, sin brecha cambiaria, la cotización que reciben es prácticamente la misma: el tipo de cambio implícito es $1025. Además, tampoco hay expectativas de devaluación del dólar mayorista (al contrario, el mercado espera que próximamente el Banco Central reduzca el crawling peg al 1% mensual), lo que generó que haya una liquidación atípicamente alta para esta altura del año.
De acuerdo con la consultora económica Ecolatina, durante noviembre el complejo agropecuario totalizó un ingreso de divisas cercano a los US$2000 millones, una cifra que fue mayor incluso a la liquidación de junio, caracterizada por mayores ingresos. Como resultado, el campo liquidó un promedio diario de US$100 millones (un ritmo que continuó la semana pasada), el ingreso más elevado para penúltimo mes del año que se tenga registro para la serie iniciada en 2002 (solo por detrás del 2019) al medirla en precios corrientes y sin computar lo volcado en los mercados financieros.
“Desde el lado de la demanda, el sucesivo recorte de plazos de acceso a importadores redireccionó una demanda de divisas de los mercados financieros al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), restando presiones a los dólares paralelos. Más allá de las flexibilizaciones, aún sigue vigente la restricción cruzada, la cual obliga a una espera de tres meses (tanto antes como después) para acceder al MULC en caso de haber operado previamente en el mercado financiero”, agregaron.
A esto se le sumó el efecto carry trade, como se la conoce a la estrategia de hacer tasas en pesos (para luego dolarizar la ganancia), en un contexto de brecha cambiaria a la baja y caída de las expectativas de devaluación. A pesar de los reiterados recortes de las tasas de interés, que llevó la rentabilidad del plazo fijo (Badlar privado) del 129,6% al 36,9% nominal anual (TNA), esto no afectó la posibilidad de “acumular grandes retornos en moneda extranjera”, de acuerdo con Nery Persichini, economista de GMA Capital. Con dólar planchado, 2024 se viene consolidando como el mejor de los últimos 32 años en materia de carry trade, indicó.
“A falta de un mes para finalizar el año, el carry a través del plazo fijo generó una ganancia de 45%. De esta manera, 2024 logró superar a 2003, que había cerrado en 39,4%. Cabe destacar que gran parte del trabajo lo hizo la reducción del CCL que le siguió al comienzo de la ‘Fase 2′ del programa económico (a mediados de julio), tras tocar los $1400 en el arranque del segundo semestre”, explicó.
Otro factor que ayudó al “veranito cambiario” fue la noticia de que el Banco Central podría intervenir en el mercado de los dólares financieros. Esta medida se anunció al día siguiente que el blue tocó los $1500 en julio y el presidente Javier Milei explicó que siempre que el BCRA compre reservas podría sumar oferta en el MEP y el CCL, para así “esterilizar la demanda”.
Como son intervenciones discrecionales, no hay cifras que se publiquen oficialmente, pero según cálculos de Ecolatina en octubre fueron “esporádicas” y se volcaron US$202 millones ese mes a esta estrategia. “Está la percepción de que el BCRA cuenta con liquidez en dólares para intervenir en caso de que sea necesario”, remarcó la consultora.
Por último, en la primera quincena de diciembre hay un aumento estacional de la demanda por los pesos que juega a favor de los dólares libres. Según explicó Gustavo Quintana, operador de PR Cambios, por estos días las empresas tienen la necesidad de atender el pago de aguinaldo, el adelanto de vacaciones y gratificaciones.
Sin embargo, advirtió que esta tendencia se suele dar vuelta de cara a la segunda semana de diciembre. Históricamente, aumenta la demanda por los dólares por aquellas personas que cobraron el aguinaldo o el adelanto de vacaciones, a lo que se le suma la demanda por turismo que este año “parece que será importante”.
“Habrá que ver si este año se repite”, añadió el economista, teniendo en cuenta que fue un año que puso en duda todas las tendencias históricas.
“La baja de tasas podría volver a tensionar el mercado de cambios (particularmente los dólares paralelos) ante la persistente escasez de reservas. En diciembre, el aumento estacional de la demanda de pesos todavía jugará a favor, posponiendo reacciones y hasta pudiendo empujar la brecha a niveles aún más bajos. Pero en adelante, nuevas tensiones podrían volver a suscitarse entre los dólares libres en la medida que, aun con la baja de la tasa del crawling como prometió el Gobierno, las expectativas de devaluación se tuerzan al alza. Sobre todo, si la perspectiva de una corrección del tipo de cambio post elecciones se hace más palpable y se generan movimientos especulativos en la previa. Hay que recordar que, en julio, la baja de tasas fue uno de los factores que empujó nuevamente hacia arriba la brecha y puso en pausa al proceso de desinflación”, advirtieron los analistas de la consultora económica LCG.