El presidente del Banco Central, Santiago Bausili, reveló ante líderes financieros en Washington que la demanda de cobertura contra el riesgo político en Argentina es una “situación muy extrema” y una cantidad “fuera de proporción”. La cifra de alarma es la que expone la desconfianza: el miedo electoral ha llevado a una demanda equivalente a más del 40% de M2, lo que obliga al Estado a ser el único proveedor de seguridad cambiaria, contrastando fuertemente con el mensaje de estabilidad que el ministro de Economía, Luis Caputo, intenta mantener en el mercado local.
LA NARRATIVA DEL PÁNICO CUANTIFICADO: 40% DE M2
La fragilidad económica argentina fue expuesta sin filtros por el propio presidente del BCRA, Santiago Bausili, ante un panel internacional en Washington. Bausili reveló que el mercado está sumido en un pánico electoral tan profundo que la demanda de cobertura (hedging) contra el riesgo cambiario y político es “una cantidad que está fuera de proporción” y una “situación muy extrema”.
La magnitud de la desconfianza se cuantificó en una cifra alarmante: la demanda de cobertura, registrada en los últimos tres meses, equivale a más de 40 puntos porcentuales de M2 (la circulación de dinero).
Esta estadística expone la magnitud de la desconfianza de los agentes económicos: casi la mitad de todo el dinero líquido que circula en la economía argentina está buscando activamente salir o cubrirse.
EL BCRA, ÚNICO PROVEEDOR DE SEGURIDAD
El reconocimiento de Bausili choca directamente con el mensaje de calma que el ministro Luis Caputo intenta transmitir en Buenos Aires. El presidente del BCRA explicó la gravedad: el riesgo político es tan extremo que nadie en el mercado privado está dispuesto a vender un seguro a esa escala, debido a su magnitud.
Esta realidad deja una única opción al Estado, confirmando que “el gobierno [es el único que] puede proporcionar ese tipo de cobertura porque nadie más lo hará”. Esto significa que el BCRA o el Tesoro deben intervenir masivamente, asumiendo el riesgo cambiario con reservas para mantener una estabilidad forzada y evitar un colapso.
VOLATILIDAD LIGADA AL CALENDARIO ELECTORAL
Bausili fue claro al vincular la crisis de confianza al calendario político. Identificó a los eventos electorales —principalmente la inminente elección del 26 de octubre y un evento previo en septiembre— como los catalizadores directos de esta demanda extrema.
El presidente del BCRA cerró su análisis con una expectativa que es, a la vez, una confesión de la fragilidad actual: la esperanza es que esta demanda de cobertura se “revierta después del evento” electoral. Este reconocimiento confirma que la estabilidad económica está directamente ligada al calendario político, y que la calma no regresará hasta que se disipe la incertidumbre en las urnas.
El reconocimiento público en Washington de que el 40% de la liquidez del país exige cobertura es el diagnóstico más crudo de la falta de confianza. La situación, calificada de “extrema” por el presidente del BCRA, revela que la estabilidad económica actual es forzada y está sostenida por el Estado, el único que puede absorber un costo que el mercado privado se niega a asegurar. Este doble discurso subraya que la calma en Buenos Aires es una ilusión que solo se espera mantener hasta que se definan los resultados electorales.