El reciente pulso parlamentario en la Cámara de Diputados por los vetos presidenciales a las leyes de jubilaciones y discapacidad no fue solo un debate sobre políticas públicas. Fue el primer gran ensayo general de las principales fuerzas políticas de cara a las elecciones de medio término de 2025. Cada voto, cada disidencia y cada alianza rota en el recinto sirvió para trazar el mapa del poder en juego, con los partidos posicionándose para la próxima contienda electoral.
El oficialismo y la oposición: Estrategias en el ring
- La Libertad Avanza (LLA): El partido de gobierno, en minoría, ha utilizado los vetos como una herramienta de reafirmación ideológica. Su objetivo es claro: demostrar que no cederán ante la “casta” y que su plan de superávit fiscal es innegociable. La defensa del veto jubilatorio, aunque con un costo social, fue una victoria política que les permitió reforzar su narrativa. Sin embargo, el revés con el veto de discapacidad expuso la fragilidad de sus alianzas y demostró que su poder en el Congreso no es absoluto, un dato clave para cualquier negociación futura.
- Unión por la Patria (UP): La principal fuerza opositora se ha posicionado como el contrapeso al ajuste. Su estrategia es capitalizar el descontento social y mostrar que el oficialismo puede ser derrotado. El éxito en la votación de discapacidad es una victoria simbólica crucial que les permite recuperar iniciativa y presentarse como los defensores de los sectores más afectados, un rol fundamental para su plataforma electoral.
Los aliados divididos: El poder en disputa en la antesala electoral
El verdadero drama político se libra en los bloques que se ubican entre el oficialismo y la principal oposición. Las votaciones revelaron un reacomodo de fuerzas que tendrá repercusión en las urnas.
- El PRO: La fractura expuesta. La división fue palpable. Mientras la mayoría de sus diputados se alineó con el Gobierno, un grupo significativo, incluyendo a Héctor Baldassi y Álvaro González, votó junto a la oposición para anular la ley de discapacidad. Este quiebre muestra la lucha interna del partido y la intención de algunos sectores de desmarcarse de La Libertad Avanza, buscando un espacio político propio de cara a 2025.
- La UCR: Buscando su lugar. El radicalismo mostró una gran división. Aunque mayoritariamente votó en contra de los vetos, algunos legisladores como Lisandro Nieri y Pamela Verasay se alinearon con el Gobierno. Estas diferencias reflejan el debate interno del partido: ¿seguir como una fuerza independiente o convertirse en un socio de la nueva coalición de gobierno? La decisión que tomen será crucial para sus candidaturas futuras.
- Las disidencias internas de LLA: Las abstenciones y votos en contra de diputados del propio oficialismo como Marcela Pagano y Carlos D´Alessandro no son simples disputas personales. Son el reflejo de la falta de una estructura partidaria sólida y la lucha por el control interno. Estos enfrentamientos debilitan al bloque en el presente y podrían dar origen a nuevas listas o divisiones en las elecciones, mostrando que el poder de Karina Milei no es total.
Conclusión: La política en movimiento
Los vetos presidenciales no fueron solo un enfrentamiento por una ley, sino un campo de prueba para las fuerzas políticas. La victoria de la oposición en el segundo round demuestra que el oficialismo no es invencible en el Congreso y que necesita consolidar su poder si quiere mantener su hegemonía. Al mismo tiempo, las divisiones en el PRO y la UCR muestran que la política de alianzas está en plena redefinición. Con las elecciones de 2025 en el horizonte, cada voto en el recinto es una declaración de intenciones sobre quién será el líder de la nueva etapa política del país.