miércoles, mayo 8, 2024

Guzmán al límite, enfrenta pagos al FMI que dejarían al Central sin reservas líquidas

En los próximos nueve días vencen casi 1.100 millones de dólares y el Central se quedaría casi sin reservas líquidas. por eso, Crecen los rumores de un default con el Fondo.

El viernes próximo Argentina deberá pagarle 719 millones de dólares al FMI y tres días después serán otros 369 millones de dólares. Será el último pago que Argentina pueda hacerle al Fondo con las reservas en las arcas del Banco Central para seguir negociando sin entrar en atrasos. De allí que el ministro Guzmán insista ante la prensa internacional en que necesita más tiempo para llegar a un acuerdo.

También por eso crecen las especulaciones que el Gobierno podría no pagar para evitar perder los últimos 1100 millones de dólares que le quedan de reservas líquidas. Al fin y al cabo, esa suma es algo más del doble que las reservas que el Banco Central perdió en la primera mitad de enero y en febrero también hay que pagarle 195 millones de dólares de intereses al Club de París.

En el oficialismo incluso hay quienes consideran que sería necesario mostrarse duros y dejar de pagar para enviar una señal de intransigencia frente a la exigencia de un ajuste recesivo, mientras que en el entorno del ministro niegan que patear el tablero a altura de las negociaciones esté en los planes de Guzmán.

Por eso, la vocera de la Presidencia, Gabriela Cerruti, evitó en su última conferencia confirmar el pago del próximo viernes.

En cambio, en Economía insisten en que, si bien hay tensión, se mantiene la cordialidad con los técnicos del staff del FMI y las reuniones son diarias. Y enfatizan que los avances son lentos, pero los hay y habrá que seguir negociando. O sea, no aclaran si se pagarán o no los próximos vecimientos.

La diferencia entre pagar y no pagar no es solamente contable en materia de reservas internacionales, sino de tiempos. Dejar de pagar casi 1.100 millones de dólares implica adelantar dos meses el ingreso formal en atrasos con el Fondo, que se concretaría entonces a finales de julio y no a finales de septiembre. Al fin y al cabo, el siguiente vencimiento no es sino hasta el 21 de marzo. Con eso conseguiría comprar algo más de un mes de reservas, aunque la aceleración de la demanda de divisas puede volverlo incluso un período más corto.

No necesariamente entrar en impagos implica el fin de las negociaciones, de hecho, en general los países que entraron en atrasos continuaron negociando y solo fueron un puñado los que llegaron a los seis meses, a la fecha límite de los “protracted arreas”, es decir de los atrasos que el Fondo Monetario no puede volver a financiar.

Con depósitos bancarios del sector privado de casi 8 billones de pesos con tasas de interés para los plazos fijos de 3,25% mensual sensiblemente menores a la inflación esperada para comienzos de año, un desarme de depósitos puede rápidamente presionar sobre la brecha cambiaria y volverse contra las reservas incluso sin que el Banco Central destine divisas a los mercados bursátiles.

Precisamente si ya pasaron 25 meses de gobierno y las negociaciones no llegan a buen puerto, la señal de pedir más tiempo por un lado, pero a la vez no pagar y así acortar en dos meses el plazo de negociaciones el mercado lo tomó como una contradicción, una falta de genuina buena para acercar las puntas en materia del ritmo de consolidación fiscal. Eso lo evidenciaron las cotizaciones del último viernes.

Los dólares paralelos arriba de los $215 y marcando nuevos récords también es una señal de que la estrategia financiera de Guzmán de comprimir la brecha cambiaria sin devaluar va perdiendo grados de libertad. La brecha se acercó al 110% velozmente en los últimos días, mientras el riesgo país cruzó los 1900 puntos con más miras a romper la barrera de los 2000 puntos básicos que a ir a buscar un nuevo piso.

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